Antonio Padrón Rodríguez
nació en Gáldar, Gran Canaria, en 1920. Allí vivió, desarrolló su obra y murió
en 1968.
Artista polifacético, fue
pintor, escultor, ceramista y compositor. Durante su vida estuvo muy apegado a
su tierra y a su gente. En ellos se inspiró para crear sus cuadros, no desde la
pura observación artística, sino desde la implicación con la sociedad de su
entorno. Su obra es singular dentro de la pintura canaria del siglo XX. Está
marcada, en lo artístico, por su alejamiento de las influencias externas, su
deseo de alcanzar un arte genuino y, en lo personal, por su carácter solitario.
Tras estudiar como interno
durante unos años en el Colegio La Salle de Arucas, prosiguió el bachillerato
en el colegio Viera y Clavijo y en el Instituto Pérez Galdós de Las Palmas,
donde tuvo como profesor de dibujo al pintor impresionista canario Nicolás
Massieu.
En el curso 1942-43 aprobó
su ingreso en la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) donde
tuvo como profesores, entre otros, a Vázquez Díaz, Julio Moisés, Enrique de la
Fuente Ferrari, Velarde y Ramón Stolz.
En 1949 obtuvo el título de
profesor de dibujo, y permaneció en Madrid hasta 1951, año en que regresó
definitivamente al Gáldar.
La pintura de Antonio Padrón
puede definirse como expresionista. Él se definía como un “expresionista sin
desgarraduras” para no situarse dentro de ninguno de las tres corrientes en que
se suele clasificar dicho movimiento: realismo social, fauvismo y expresionismo
psicológico. La obra de Padrón tiene características de algunas o de todas
estas corrientes pero no está adscrita claramente a ninguna de ellas. Está
vinculada al expresionismo por su gusto por lo popular, la interpretación que
hace en sus cuadros de los mitos, las costumbres y el folclore grancanario.
Además, el recuerdo y puesta en valor del arte primitivo autóctono desarrollado
por los artistas de la Escuela Luján Pérez (Plácido Fleitas, Jorge Oramas, Felo
Monzón, Jesús Arencibia…), le descubrieron el riquísimo acervo pictórico que
ofrecía Gran Canaria. Se configuró así una pintura indigenista insular cuyos
símbolos de identidad serían, según Padrón, los “ocres y rojos, en los tonos
cálidos” típicos de la tierra canaria, “situada alrededor del volcán”.
En primer término, dos niños
comen tunos en un barranco, al fondo seis niñas juegan al coro. En múltiples
cuadros que Padrón pintó teniendo a los niños como protagonistas, éstos
aparecen con expresión melancólica, pese al ambiente sereno y poético que los
rodea. Los tonos azules y violetas, predominantes en la pintura, hacen aún más
notorio ese sentimiento de punzante añoranza que el pintor parece haber puesto
en ellas. Padrón creó un estilo personal, inconfundible, pero en el fondo de
esa forma particular de expresión podemos encontrar ciertas influencias. Tanto
en el empleo del color como en la forma compositiva se aprecia la influencia de
los pintores de la Escuela de San Fernando, sobre todo de Palencia. La
presencia de Picasso, advertible especialmente en los ojos sin párpados y en la
bifrontalidad de algunos de sus personajes. Pero la influencia más notable, y
la que, paradójicamente, contribuyó a darle singularidad a su trabajo, fue la
que sobre él ejerció la cultura aborigen canaria.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
Buena colección de obras.
ResponderEliminarGracias por difundir la vida y obra de Antonio Padrón. No conocía al artista y ahora salgo del blog con muchas ganas de seguir investigando.
ResponderEliminarInteresante tener toda esta obra a disposición, enhorabuena por el trabajo.
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