jueves, 25 de febrero de 2016

Josep Cruañas


Josep Cruañas nace en 1942 en Maià de Montcal, un pequeño pueblo situado en la comarca de La Garrotxa (Grrona). Pronto se interesa por el arte, y a los 15 años asiste a clases de dibujo en la Escuela de Arte de Banyoles. Tres años después, frecuenta el estudio del pintor Joan Sibecas en Figueras, que estaba considerado como uno de los introductores del cubismo en Catalunya. Su recorrido formativo continua en Barcelona el año 1961 donde se instala y asiste a clases de pintura al natural en el Real Círculo Artístico y Sant Lluc.
Cruañas fue uno de los fundadores de “La Cova del Drac” junto con Lloveras, Vives Fierro, Barnadas, Morató Aragonés, Sanjuan, Griera, Siches, Rollán, Sarsanedas, R. Llovet i Agustín Río, entre otros. Asimismo, también acudía habitualmente a la “Penya La Punyalada”, situada en el restaurante del mismo nombre en el Paseo de Gràcia desafortunadamente desaparecido, donde se reunían artistas, críticos, marchantes, coleccionistas, etc. También formó parte del denominado “Grup del Passeig de Gràcia”, proveniente de los artistas de la galería Comas. Todo ello indica que siempre le ha preocupado la opinión de los demás, y que le sirve a él también para superarse artísticamente, y comprobar que el arte, en este caso la pintura, se puede representar de muchas maneras, todas ellas válidas, siempre y cuando tengan la calidad y creatividad necesarias.
Han pasado ya más de tres décadas de su primera exposición, y en todo este tiempo ha realizado más de un centenar de exposiciones entre individuales y colectivas alrededor de Catalunya, como también  del resto del Estado. Respecto al extranjero su trabajo se ha podido ver en Sudáfrica, Uruguay, Cuba, Malta, Estados Unidos, Andorra y Francia. Ello indica que el público valora más su obra, como también la crítica especializada.
Es preciso destacar que fue invitado a visitar países como Uruguay (1980) y Cuba (1995), y  junto con otros cinco pintores realizó un cuadro de grandes dimensiones para el Hotel Nacional de La Habana.
Durante la década de los 70 y 80 participa en diferentes concursos de pintura, donde obtiene numerosos premios, entre ellos destacan el XVIII Premio Internacional Tossa de Pintura Rápida. Tossa de Mar (Girona), 1974 y el Premio “Francisco Salva” dentro de los premios “Villa de Palamós” (Girona), 1982. También cabe mencionar que en el año 1994 el ayuntamiento de su pueblo natal, Maià de Montcal, le nombró Hijo Ilustre de la localidad.
El año 1993 la editorial “La Gran Enciclopedia Vasca”, dentro de la colección de “Maestros actuales de la pintura y escultura catalana”, editó un libro sobre su trayectoria artística, siendo los autores Joan Carrera y Elena Maria Morató.
Su obra se encuentra en museos y fundaciones como por ejemplo el Museo de la Diputación de Barcelona, los museos gerundenses de Banyoles, Tossa de Mar y Palamós; El Vendrell -Tarragona-, o fuera del país caso del Museo Nacional de Bulgaria.
Para definir su trabajo actual, tal como se ha comentado anteriormente, se podría afirmar que se mueve dentro de un impresionismo con tintes abstractos. Su pintura transmite una vaporosidad especial, inmersa en una atmósfera muy húmeda. Asimismo, el gesto y la densidad de la paleta, además de la intensidad cromática de las tonalidades neutras,  con atisbos de cromatismo para destacar alguna parte de la composición, son otras de las características que creemos esenciales en su obra. Respecto a la luz, se aprecia cada vez más el interés en mostrar escenas donde la luminosidad prevalezca respecto a la idea del claro-oscuro. La temática preponderante, es evidente que es el paisaje, tanto urbano como rural. Vistas de diferentes lugares de Normandia, París, Cadaqués, Barcelona, Venecia, Ámsterdam o El Empordà, son habituales en los óleos y las acuarelas, dos de las técnicas más empleadas por el artista.
En las obras de Cruañas suelo descubrir algo como un relente de agua somera o profunda. Porque él es un pintor de filtradas acuosidades permanentes. Por eso es tan extraordinario acuarelista, celoso siempre de saber pararse a tiempo, como el viejo Turner; como lo es el también extraordinario Ramón Gaya, del que hay que leer en uno de sus más fascinantes escritos cómo descubrió a la Pintura emergiendo de las aguas de la laguna veneciana. De un agua con tiznes oleosos, como detenida o revuelta en su mucho y atrafagado tiempo vivido. No transparente y traslúcida -podríamos añadir-, sino con algo corporeamente flúido, vegetal y carnoso a la vez.
En las pinturas -óleos o acuarelas de Josep Cruañas- aflora de ordinario una atmósfera como la de sus lugares preferidos - del Ampurdán, Holanda, Venecia, Honfleur, la misma Barcelona del puerto, con su Montjuic al fondo- que tan bien condice con la del gran poeta andaluz citado: ésa tan humanísima que es la que también intuímos en las mejores obras de madurez de nuestro pintor.
Rafael Santos Torroella
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro, y que otras personas disfruten contemplando sus obras.





































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