Lui
Ferreyra es
un pintor mexicano, nacido en 1975, que se graduó en la Universidad de
Colorado. Ha desarrollado una técnica que introduce fragmentos geométricos que
se unen en complejos campos de colores, todo ello realizado a través de la
tradición clásica del óleo sobre lienzo, proporcionando una estética que evoca
la era digital de hoy en día. Influenciado por artistas como Egon Schiele, Van
Gogh y Richard Diebenkorn, como podemos comprobar en sus maravillosos dibujos.
Desde el comienzo de los
años 2000 Lui Ferreyra ha estado trabajando con un estilo de firma fragmentada.
Su técnica, que es sin duda la característica más prominente de su trabajo, no
debe ser pensada como mero adorno. Hay un doble movimiento en juego aquí. El
primer movimiento es corroborado por una matriz geométrica que funciona como
superficie: abarca y enfatiza el aspecto de la planitud dentro de una compleja
red de formas geométricas, cada una única en sí misma. El segundo movimiento se
cumple por el efecto acumulativo de todas las formas que funcionan juntas como
un campo de color en el que cada forma contextualiza a otra forma,
proporcionando así todo el marcado visual necesario para manifestar una especie
de ventana a la que se puede mirar. Superficie y ventana, en y por, como el lenguaje
que apunta tanto en el mundo como en sí mismo.
La interacción formal entre
la planicidad y la tridimensionalidad en la obra de Ferreyra es manejada por
una adhesión a las limitaciones técnicas. Por ejemplo, la calidad de la
planitud se logra a través de la dispensación de la gradación, que en la
pintura representacional tradicional se utiliza para transmitir el naturalismo
o incluso el realismo. En su lugar, las formas sólidas se hacen para golpear de
borde a borde a lo largo de los límites lineales entrelazados. Por lo tanto,
cualquier efecto hacia la tridimensionalidad se logra por la estanqueidad
relativa del patrón de descomposición, tanto en la forma en que la imagen
digital depende de puntos por pulgada para obtener resultados de residencia o de
alta resolución. En su técnica, Ferreyra busca un medio-feliz en el que la
imagen no está ni completamente delineada ni completamente impenetrable. Uno
puede elegir morar dentro de la superficie del trabajo, o deslizarse a través
del espacio simulado que las formas ayudan a contextualizar. En este sentido,
es el espectador quien completa la imagen en su propia mente sintetizando las
formas abstractas en un todo cohesivo e inteligible. Un efecto similar fue
empleado por los impresionistas durante el siglo XIX. Sin embargo, en lugar de
puntillismo pincelada, el trabajo de Ferreyra está imbuido por el carácter
digital omnipresente de nuestro propio siglo XXI, una red laberíntica y
fragmentada de conectividad.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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