David Cunningham nació en
Carmel, California, en 1974 y fue criado en Chattanooga, Tennessee. Actualmente
vive con sus hijos en Indianapolis, Indiana. Además de pintar, David es
profesor de arte en el Colegio Franklin, donde enseña pintura, diseño, cerámica
y temas de arte contemporáneo.
El interés de David
Cunningham por el arte comenzó temprano debido en parte a la influencia de su
hermano mayor y un primo que también son artistas. Cuando David tenía 16 años,
comenzó a asistir a clases a tiempo parcial en el Atelier Studio Program de Bellas
Artes, una escuela de arte tradicional que se adhiere a una estricta tradición
académica francesa, además de tomar clases en el Colegio de Arte y Diseño de
Minneapolis. Después de graduarse en la escuela secundaria David entró en un programa
de aprendizaje de cuatro años en The Atelier. El entrenamiento en el Atelier
comenzó con una serie de ejercicios en dibujos de carbón negro y blanco de
bustos de casta de yeso, antes de avanzar hacia cosas más difíciles como la
naturaleza muerta, el retrato y la figura humana en la pintura. Simultáneamente
con estos ejercicios estaba el estudio del dibujo del natural para perfeccionar
su capacidad de representar la forma humana. Después de completar el programa,
David estudió pintura de paisaje mientras vivía en el sur de Argentina y sintonizó
con los pintores tonistas George Inness y James Mcneil Whistler, del siglo XIX.
Sus pinturas atmosféricas junto con las obras de innumerables pintores,
músicos, fotógrafos y escritores siguen influyendo en su obra.
Estudió en el Estudio
Atelier de Bellas Artes 2000-2006, en la Facultad de Arte y Diseño de
Minneapolis - 2001-2002 y en el estudio de Hurinenko 2001-2002.
“El proceso creativo
involucrado en la pintura es una práctica espiritual para mí que incluye mi
mente, cuerpo y espíritu de una manera profunda y desafiante. La complejidad de
la pintura me cautiva completamente, llevándome a otra dimensión libre de los confines
del tiempo, del miedo y de las distracciones. Puedo describir esta experiencia
como poco menos que divina. Además, veo la pintura como un proceso de
auto-descubrimiento. Al contemplar la pieza terminada, encuentro que el trabajo
refleja mi personalidad, mis pensamientos (conscientes e inconscientes) y mi
visión del mundo. De esta manera, la pintura me proporciona una visión valiosa
de mi psique”.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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