Nació en Galesburg,
Illinois, Estados Unidos, el 25 de agosto de 1910. Fue pintora, escritora,
ilustradora, escultora, diseñadora de decorados y vestuario teatral y de
ballet. Fue una de las representantes más importantes del surrealismo en la
segunda mitad del siglo XX.
Inicialmente trabajó como
bibliotecaria, estudió en la universidad de Knox y más tarde, para ayudarse en
los estudios en Nueva York se empleó como artista comercial y realizó otros
trabajos relacionados con las artes.
Sus primeras obras están
dentro de la figuración onírica, enigmáticas y, al parecer, inspiradas
principalmente por las fantasías y pesadillas infantiles.
Lectora voraz, visitó museos
y comenzó a pintar sin formación. En 1936 asistió a una exhibición de Arte
Fantástico, Dadá y surrealismo en el MOMA de Nueva York que le causó un fuerte
impacto. Tras esto se introdujo e hizo amistad con el grupo de artistas
surrealistas que vivían exiliados en Nueva York, en el transcurso de la Segunda
Guerra Mundial.
Expuso de forma individual
por primera vez en la Galería Julien Levy en 1944. Durante esa misma década
diseñó el vestuario y los decorados para ballets de Balanchine.
En 1946 se casó con el
pintor Max Ernst, fue una doble ceremonia celebrada en Beverly Hills, junto a
ellos, también se casaron Man Ray y Juliet Browner. En 1947 la pareja se
trasladó a vivir a Sedona, Arizona.
A mediados de la década de
1950 sus pinturas giraron a un estilo semi-abstracto, en las que podemos ver
misteriosa imágenes eróticas o violentas como envueltas en niebla.
En 1955 expuso en Londres. Para
entonces su estilo había sufrido un cambio radical, aquel figurativismo inicial
había dado paso al surrealismo, en series que se pueden resumir en “prismáticos”
primero, y posteriormente en “insomnios”. Estas obras fueron realizadas sobre
superficies fracturadas de formas entrelazadas, algunas con formas humanas,
otras biomórficas, envueltas por velos traslúcidos de pintura.
En 1957 se trasladaron a a
Francia.
En la década de 1969 creó
las conocidas como sus esculturas blandas, realizadas con una máquina de coser.
A la muerte de Ernst en
1976, regresó a Estados Unidos, donde continuó pintando, y escribiendo poesía,
novela y sus memorias.
Fue la última surrealista,
muriendo en Nueva York, a la edad de 101 años, el 31 de enero de 2012.
De especial belleza fue su
serie de flores que realizó al final de la década de 1990.
Su obra dotada de una gran
fuerza en el color, en la imaginación, en cierto simbolismo y en otros
detalles, impulsan de alguna forma al espectador a pensar que algo más hay
detrás de cada una de sus obras.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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