jueves, 9 de noviembre de 2017

Alice Bailly (1872–1938)


Nació en en Ginebra, Suiza, el 25 febrero 1872. Inició su formación en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal, asistiendo a cursos realizados sólo para mujeres. En este tiempo en la Escuela, tuvo como maestros a Hugues Bovy y Denise Sarkiss. Posteriormente residió un tiempo en Munich, para trasladarse a París en 1904.
En la capital francesa entró en contacto y estableció amistad con un grupo de pintores, entre los que se encontraban: Juan Gris, Francis Picabia, Albert Gleizes , Jean Metzinger, Fernand Léger, Sonia Lewitska y Marie Laurencin. Este grupo de pintores influyeron de forma importante en sus obras y en su vida posterior.
Comenzó exhibiendo sus grabados sobre madera y a interesarse por el fauvismo, atraída por el uso audaz del color y la poco realista configuración del espacio. En 1908 mostró en el Salón de Otoño algunas de sus obras junto a otros fauves. En 1912 fue elegida como representante de los artistas de su país, en una muestra itinerante de pintores europeos que se inició en Rusia y pasó entre otros países por Inglaterra y España.
Al iniciarse la Primera Guerra Mundial, regresó a Suiza, donde comenzó a realizar su personalísimas obras conocidas como “pinturas de lana”, en las variaciones del cubismo que llevó a cabo la pintora. Estas pinturas estaban realizadas con hebras cortas de hilos o lana de colores que semejan las pinceladas. Con esta técnica realizó alrededor de cincuenta obras, entre 1913 y 1922.
Durante el tiempo que duró la guerra, surgió en Suiza el movimiento Dadá, en el que Bailly participó un breve periodo de tiempo. El grupo tenía como objetivo provocar la reacción violenta del espectador, lejos de buscar su complacencia. Algunos expertos en arte opinan que los dadaistas fueron vitales para el desarrollo del arte moderno.
Tras la guerra volvió a París, comenzando a participar en el Salón de Independientes, que había celebrado su primera exposición en 1884, y que estaba abierto a todo los artistas que no cumplían los requisitos que no cumplían las normas tradicionales de estilo artístico en el momento exigidas por la Exposición Nacional, el Salón de París. Bailly expuso en el citado Salón con regularidad.
Su obra más conocida, y de las más notables, es un autorretrato de 1927, en el que con un enfoque absolutamente vanguardista, abarcó varios estilos: la mayor parte del planeamiento del retrato está ejecutado con un estilo tradicional, mientras que los tonos rojos naranjas y azules, son clara influencia fauve, y las manos, de líneas arqueadas, nos trasladan al futurismo italiano.
En 1923 volvió a Lausana, donde residió el resto de su vida.
En 1936, el Teatro de Lausana le encargó decorar su vestíbulo con ocho murales, tarea que requirió para la artista un gran esfuerzo que agotó y debilitó su salud, y la llevó a contraer una tuberculosis que le produjo la muerte.
Murió en Lausana, el 1 enero de 1938.
En su testamento estableció un fondo fiduciario para ayudar a jóvenes artistas suizos con el dinero obtenido por la venta de sus cuadros.
Considerada como una artista de planteamientos radicales, es especialmente conocida por su particular visión tanto del cubismo como del fauvismo, sus cuadros de lana y sus aportaciones al dadaismo.
Practicó todo tipo de temáticas, siendo especialmente notables sus retratos, sus paisajes, tanto urbanos como campestres, las naturalezas muertas y sus escenas con figuras.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro, y que otras personas disfruten contemplando sus obras.













































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