sábado, 10 de marzo de 2018

Deborah McKenna


"Una obra de arte no atrae al intelecto. No apela al sentido moral. Su objetivo no es instruir, ni edificar, sino despertar una emoción". - George Inness
Algunos de mis primeros recuerdos son momentos de arrancar un envoltorio de papel y descubrir la hermosa cara y la ropa de una nueva muñeca. Recuerdo presionar mis labios contra el plástico frío y suave, tocar las pestañas mientras abría y cerraba los ojos, y tocaba delicadamente los dedos pequeños, maravillándome de su perfección. Cuando era niña y crecía en California, no había nada que me deleitara más que estos acontecimientos.
Tal vez por eso me deleito en la variedad interminable de rostros humanos, la belleza de la simetría (y, a veces, la asimetría), la amplitud de la emoción que se puede expresar solo en los ojos o la boca. El desafío de capturar ese rango de belleza y emoción es lo que me ha obsesionado en los últimos años.
En mis pinturas me esfuerzo por capturar la alegría, la tristeza, la paz, la edad, la juventud, la belleza, la fatiga y la multitud de otras emociones que se encuentran en la cara y la figura humanas.
Mi esposo y yo hemos viajado a muchas partes del mundo, y me encanta pintar los rostros y las figuras de la multitud de culturas mundiales con las que nos hemos encontrado. De vez en cuando me atrae la idea de pintar un paisaje, una naturaleza muerta o una escena callejera, pero descubro que siempre me retrotrae al rostro humano. Es allí donde encuentro inspiración sin fin.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro, y que otras personas disfruten contemplando sus obras.













































No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes añadir aquí tu comentario