"Una obra de arte no
atrae al intelecto. No apela al sentido moral. Su objetivo no es instruir, ni
edificar, sino despertar una emoción". - George Inness
Algunos de mis primeros
recuerdos son momentos de arrancar un envoltorio de papel y descubrir la
hermosa cara y la ropa de una nueva muñeca. Recuerdo presionar mis labios
contra el plástico frío y suave, tocar las pestañas mientras abría y cerraba
los ojos, y tocaba delicadamente los dedos pequeños, maravillándome de su
perfección. Cuando era niña y crecía en California, no había nada que me
deleitara más que estos acontecimientos.
Tal vez por eso me deleito
en la variedad interminable de rostros humanos, la belleza de la simetría (y, a
veces, la asimetría), la amplitud de la emoción que se puede expresar solo en
los ojos o la boca. El desafío de capturar ese rango de belleza y emoción es lo
que me ha obsesionado en los últimos años.
En mis pinturas me esfuerzo
por capturar la alegría, la tristeza, la paz, la edad, la juventud, la belleza,
la fatiga y la multitud de otras emociones que se encuentran en la cara y la
figura humanas.
Mi esposo y yo hemos viajado
a muchas partes del mundo, y me encanta pintar los rostros y las figuras de la
multitud de culturas mundiales con las que nos hemos encontrado. De vez en
cuando me atrae la idea de pintar un paisaje, una naturaleza muerta o una
escena callejera, pero descubro que siempre me retrotrae al rostro humano. Es
allí donde encuentro inspiración sin fin.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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