Golucho, seudónimo de Miguel
Ángel Mayo, nació en Madrid en 1949, donde aprendió pintura de forma
autodidacta estudiando la colección pictórica del Museo del Prado y del Casón
del Buen Retiro.
Desde mayo de 1968 hasta
1973 fijó su residencia en París, donde vivió la bohemia: "Más que por la
calidad artística, por el modelo de vida, el modelo bohemio a mí me interesa
mucho..." Tras estos cinco años de ausencia de la península, volvió con el
fin de explorar las relaciones expresivas del realismo iniciando junto a
pintores como Andrés García Ibáñez y Dino Valls la nueva figuración española o
nuevo realismo. Junto a estos dos pintores, Antonio López y Noé Serrano entre
otros, han creado el manifiesto contemporáneo "La Gallina Ciega"
donde se analizan los criterios estéticos y valorativos del arte contemporáneo,
así como se reclama una vuelta al arte de calidad intelectual sin que ello
lleve al desprecio de los procesos artesanales en el arte.
«El que no ve la belleza
está condenado a destruirla. La belleza no es lo que creen aquellos para quien
no es algo vital. El que no la ve no la echa en falta y la confunde. El que no
la ve la destruirá sin llegar a saber lo que es.»
«El problema que tiene el
realismo es que todo el mundo cree comprenderlo. Se piensa ante un cuadro
realista que su cometido es la mera representación de lo cotidiano. La ventaja
que tiene la abstracción es que la gente se vuelve humilde y dice "no lo
entiendo" y esa forma de no descubrir ese cuadro les sitúa más cerca del
testimonio de dicha obra. Pero cuando se trata de "comprender"
rápidamente la pintura, ahí está el realismo. La conclusión es que el
espectador resbala sobre la superficie de lo representado y dicha obra puede
quedar en la mera apariencia y en la habilidad técnica.»
Cada obra es una
responsabilidad hacia la pintura pura, no sometida ni al tema ni a las técnicas
representativas. Pintar es una manera de enfrentarse a la superficialidad que
se vive hoy en día, que le consume en un agotador proceso interior que brota de
las entrañas como el semen en el sexo, y explota en una técnica de un punto de
vista insólito, a base de arañazos, abrasiones, desgarros y un brutal sentido
matérico que le confiere una fuerza táctil; y ese componente táctil da unos
visos de realidad muy superiores a la obra, muchas veces de efecto turbador
para desconcierto del público, pero siempre con el autocompromiso de hacerla
única e irrepetible. Y este extenuante procedimiento no cesará nunca, ni con la
finalización del cuadro. - Carla Gentileschi.
"Lo que de bueno hay en
un cuadro nunca está pintado". Esta frase de Golucho adquiere especial
sentido cuando se le escucha hablar de sus obras, las técnicas empleadas, la
forma como ha plasmado sus ideas, y las circunstancias que rodean el trabajo y
sus modelos. Su crudo realismo es la pura definición del arte por el arte,
fuera de los círculos, las exposiciones y los concursos. Autoexigente y
autocrítico, Golucho pinta cuando el cuerpo se lo pide, vuelve sobre sus obras
cuando detecta que algo no está bien (es el peligro de tener la obra en casa,
dice), agranda, recorta o rompe los cuadros cuando tiene que hacerlo, y se vale
de cualquier proceso que sirva al objetivo final: llegar a ese punto en el que
te das cuenta que has conseguido lo que estabas buscando.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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