Francisco González Díez, más
conocido como Gonzho, es un artista español nacido en 1967 en Marmolejo, Jaén,
Andalucía.
Se formó en talleres de
artistas (como el del pintor Matías Ruz, a cuyo taller acudió cuando tenía 17
años), y desempeñó diversas actividades relacionadas con el mundo del
arte: animador de dibujos animados (series, largometrajes, publicidad
para televisión), diseñador escaparatista, restaurador y técnico de
arquitectura monumental, y profesor de dibujo en el Centro Cívico del Ayuntamiento
de Cobisa (Toledo).
Tras asistir a talleres y
clases en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, comenzó a leer todo lo que caía
en sus manos sobre pintura, y aprender de los artistas, "de la vida, de
gestos, de todo". Gonzho piensa que el artista "debe formarse en la
calle".
Desde el año 2003 ha
presentado su obra regularmente en exposiciones individuales y colectivas en
diversas ciudades españolas, y también en Hamburgo (Alemania), La Plata
(Argentina) y París (Francia).
Hay pinturas suyas en el
Museo de Arte Contemporáneo Mayte Spinola de Marmolejo (Jaén), y en colecciones
privadas de un buen número de países.
«Todas las personas,
basicamente, nos enfrentamos a una obra plástica buscando respuestas o incluso
formulando preguntas. Este diálogo entre la obra y el que la mira, es lo que
intento producir. Para ello utilizo elementos conceptuales que, añadidos a una
forma, más o menos figurativa, se apoyan en urdimbres comunes a todos pero
difíciles de encontrar. Por tanto, mi obra, la considero un ejercicio continuo
de búsqueda de lo esencial y común a todos.»
«Utilizo la realidad como
herramienta con la que construir una historia. No todo lo que es real me es
útil.»
«Me inspira lo que veo y lo
que me gustaría ver. Yo no quiero contar nada de mí porque mi vida es muy
triste y muy simple. Yo lo que quiero es que quien vea mi obra reconozca algo,
presente o futuro, que ha vivido o le gustaría vivir. Yo quiero que mis cuadros
hablen del que los mira. En China, en Japón o en Francia. Esa es la
universalidad del arte.»
«Paradójicamente yo fui
conocido a través de la abstracción. La gente me conoce como un pintor
abstracto. Lo tienes que hacer relativamente bien. Tampoco se me dio mal. El
problema es que hoy en día estamos en un período artístico en el que prima lo
realista, y parece ser que hoy en día si no sabes hacer la gotita de rocío
sobre el pétalo de una rosa perfectamente, como si fuera una fotografía, parece
que no sabes pintar. Realmente pintar es saber hacer eso. Otra cosa es que
entremos a analizar esa gotita, a ver si realmente se sabe pintar o simplemente
creas una imagen aceptable para el común de los mortales. Los que pintamos y
tratamos un poco el tema sabemos que esa gotita tiene que tener muchas cosas.
Ahí tienen que estar todos los colores del mundo, los que existen y los que
deben existir. Entonces a lo mejor para la gente esa gotita es aceptable, pero
para los que vamos un poquito buscando cositas, vemos que esa gotita no tiene
la expectativa que tendría que tener.»
«No toda la abstracción es
válida; la abstracción es muy difícil. Qué pasa, que cuando estás empezando ya
ves que tienes que ir cambiando porque lo que se está demandando es el
hiperrealismo, el realismo, y la gente no te cree. La gente piensa que si tú
pintas esa mancha o esa textura, es porque no sabes hacer esa gotita de rocío.
Esa gotita de rocío la hacía yo con 17 años. Pero llega un momento en que ya te
cansas de hacer gotitas, y piensas que el arte debe ser otra cosa. Porque si el
arte es esa gotita, yo dejo esto. El arte tiene que ser más cosas, el arte
nunca tiene fin. Abres una puerta y te das cuenta que tienes 40 más, y eso es
lo que te apasiona del arte, que por mucho que llegues, nunca llegas. Eso te
mantiene vivo. Y bueno, volví un poco al realismo, pero siempre con mi toque
expresionista, porque me aburriría la pintura relamida.»
«Espero morir buscando. Yo
tengo miedo a encontrar, y sí, hoy en día te demandan encontrar. Tú vas hoy en
día a un sitio, y si no tienes una obra coherente, con el mismo estilo, piensan
que estás perdido. Yo creo que estás perdido teniendo siempre el mismo estilo,
porque muchas veces te coges a un estilo, y estás tan perdido que te tienes que
agarrar a él, porque no sabes avanzar. Te sientes seguro ahí, en la zona de
confort, y ahí te quedas. Pero eso para la gente es éxito. Yo creo que un
artista es búsqueda, es equivocación, es duda...»
«El arte es muy importante,
porque te abre, te conecta a otro lado de tu cerebro que se va menguando con el
tiempo, el lado derecho que es el emocional, el espacial, ese lado no interesa,
porque es el intuitivo, el que te permite intuir que al otro lado del redil, al
otro lado de la valla, hay más cosas, y lógicamente interesa mantenerte dentro
del redil, y para mantenernos dentro del redil el lado izquierdo va muy bien,
el pragmático. El lado derecho, por no utilizarlo, se va menguando, (...) se va
atrofiando, como un músculo que no se usa, y yo intento que se conecten los
dos. Porque cuando los dos funcionan a la par, el derecho, emocional intuitivo,
y el práctico, que te conecta a la vida, las cosas tienen otra dimensión.»
«Yo soy el primer
sorprendido, y con mi mujer lo hablo mucho. ¿Cómo lo he hecho? Yo he vendido
cuadros que he estado todo un día pintándolos por 20 euros, o los he regalado.
Yo he hecho muchas cosas. Pero yo pensaba que un cuadro era una oportunidad. Ya
para mí es un orgullo que alguien... ¡Aunque sean 20 euros!, que alguien dé 20
euros de un sueldo, como está la vida... si no lo hago ni yo. Que te de 20
euros por un cuadrito, y sobre todo que lo va a poner en su casa, lo va a
colgar. El honor que es tener una cosa en otra casa, donde alguien lo va a
poder ver, donde si hay niños, podrán levantarse cada mañana y verlos como yo
veía los cuadros en mi casa, y yo ahora mismo tengo esos cuadros en mi casa que
estarán siempre. Ya empiezas a formar parte de la vida de esas personas. Y que
alguien pregunta a esas personas ¿ese cuadrito quién te lo ha hecho?.. Y vas
viendo que esos 20 se convierten en 50...
Hay que ser humilde. Y
conozco muchos colegas que dicen "yo es que este cuadro por menos de 200,
300 o 1000 no lo vendo". Pero es que a lo mejor tienes que venderlo por 20
para poder venderlo por 1000 algún día. Y hay gente que no se baja de ese
burro. Y a mí me ha ido bien porque yo lo he aplicado en todas las cosas que he
hecho en la vida. Lo que he aplicado es la humildad. Y que me reconozcan
después de mi trabajo hecho, no al revés. Y me ha funcionado. Yo soy el primer
sorprendido de esto, de que yo me levante por la mañana, con todo lo que he
pasado en esta vida, y mi trabajo... me siento hasta culpable. Culpable de que
algo que ha sido mi pasión, por lo que he luchado tanto, y algunas veces
incluso hacer el ridículo, porque la gente te ve como alguien rarito (...) Yo
no soy nadie, pero lo poquito que soy, lo soy. Y eso ya es mucho. Y hay que
creer en eso, en que las cosas se pueden hacer. Hay que trabajar, hay que
luchar, hay que creérselo también. Y saltar muchas vallas, caerte al
saltarlas... Es que la vida es así.»
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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