John William Godward
(Wimbledon, Londres, 9 de agosto de 1861-Fulham Road, Londres, 13 de diciembre
de 1922) fue un pintor británico cuya extensa producción, determinada por un
extraordinario virtuosismo, coincide cronológicamente con el final del periodo
prerrafaelista en Inglaterra.
De familia adinerada, John
fue bautizado en la iglesia anglicana de St. Mary de Battersea el 27 de octubre
de 1861.
Parece que el carácter
prepotente de su padre, junto a la educación demasiado rigurosa e inflexible
recibida de su madre, harán del futuro pintor un ser tímido y solitario de por
vida.
De su etapa escolar, se sabe
que sus notas no fueron nunca sobradamente satisfactorias, si bien tenía fama
de ser «el artista del colegio». Incluso en la casa no veían con malos ojos su
destreza para el dibujo, mientras se procuraba introducirlo en el mundo de los
negocios (su padre era empleado bursátil en la Life Assurance Society de
Londres) o colocarlo en el despacho de un arquitecto amigo de la familia.
Hacia 1877, Godward comienza
a trabajar a las órdenes de su padre a la vez que en el citado taller de
arquitectura donde, al cabo de dos años, el joven ha adquirido ciertos
conocimientos de interiorismo y, sobre todo, aprendido a representar
pictóricamente el mármol, lo que será decisivo en toda su obra posterior.
Entre 1880 y 1882, estudia
—a escondidas de sus padres— en las escuelas de Arte de Burlington House y St.
John's Wood, relacionándose con artistas del momento como Alma-Tadema, Frederic
Leighton, Edward Poynter o Albert Joseph Moore.
En 1887, participa en la
muestra de verano de la Royal Academy of Arts, al parecer, animado por William
Clarke Wontner y sus futuros colegas de Bolton Studios. En este caso, la pieza
expuesta fue “A Yellow Turban”, que pasó desapercibida.
Tras varios viajes al país
en 1910, a mediados de 1911, se traslada «precipitadamente» a Roma, acompañado
de «su modelo italiana», algo que su madre, Sarah —junto a su firme
determinación de dedicarse a la pintura—, nunca habrá de perdonarle. Parece ser
que el continuo enfrentamiento entre madre e hijo es el que adelante su «huida»
a Italia.
A diferencia de otros
artistas de su generación, invariablemente atraídos por los tesoros
renacentistas de Florencia y Venecia, Godward se siente fascinado por la
magnificencia clásica de Roma y Nápoles.
Enfermo y deprimido, regresa
a Londres en mayo o junio de 1921. Para el artista, Roma había perdido su
encanto.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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