Konstantín Alekséyevich
Korovin nació en Moscú, el 23 de noviembre de 1861 en el seno de una familia
muy vinculada con el arte, su padre era un apasionado de la pintura y por la
música. Su hermano Serguei Korovin fue un notable pintor realista, y un tío
suyo Ilarión Pryanishnikov fue un destacado pintor de la época y maestro en la
Escuela de Moscú de Pintura, Escultura y Arquitectura.
Ingresó como alumno en la
Escuela de Arte de Moscú en 1875, en la que tuvo como maestros a Vasili Perov y
Alexei Savrasov. Durante su estancia en la Academia hizo una gran amistad con
ambos que duraría toda la vida.
En 1881 y 1882, asistió a la
Academia Imperial de las Artes en San Petersburgo, pero volvió desalentado a la
Escuela de Moscú, donde continuó hasta 1886 como discípulo de Vasili Polenov.
Este último le puso en
contacto con el círculo de Abramtsevo de Savva, al que pertenecían Mamontov
Víktor Vasnetsov, Apollinary Vasnetsov, Ilya Repin y Mark Antokolsky, entre
otros. El amor al pueblo ruso que dicho círculo manifestaba en sus obras se
reflejan en la pintura de Korovin, como puede observarse en uno de sus mejores
cuadros, “Un idilio nórdico”.
En 1885 trabajó para la
Ópera de Mamontov, siendo el autor de los diseños de Aida, de Verdi, Lakmé de
Delibes y Carmen de Bizet.
En 1888 viajó a España y París.
En España pintó varias obras costumbristas, como ”En el balcón, mujeres
españolas Leonor y Amparo”, entre otras.
En París, quedó sorprendido y se apasionó con los impresionistas.
Posteriormente viajó por
Rusia, el Cáucaso y Asia Central, exponiendo con Peredvizhniki. Tras este
viaje, a partir de 1888, las obras que creó, muestran la fascinación que le
produjo conocer los grandiosos paisajes nórdicos, pintando un gran número de
ellos: “Puerto noruego”, “Arroyo de San Trifón en Pechenega”, “Hammerfest:
Aurora Borealis” y “La costa de Múrmansk”, entre otros.
En la década de 1890 se unió
al grupo artístico Mir Iskusstva.
En 1894 realizó un segundo
viaje al Norte de Europa, donde continuó pintando paisajes, sobre todo de la
costa de Múrmansk. Los cuadros de Korovin de esta época, que caracterizan la
pintura de la década de 1890, son perfectamente identificables por su delicada y
la forma de mezclar los tonos grisáceos.
Durante este viaje se estaba
construyendo el Ferrocarril del Norte, del que tomó numerosos apuntes que
utilizó para una exposición sobre el evento que recorrió toda Rusia en 1896.
En 1900 diseñó la sección de
Asia Central del Pabellón del Imperio Ruso en la Exposición Universal de París
de 1900, en la que fue premiado con la Legión de Honor por el gobierno francés.
En los inicios del siglo XX
se trasladó a San Petersburgo para trabajar en el Teatro Mariinsky,
revolucionando el estilo del decorado escénico. Diseñó un decorado anímico, que
transmitía las emociones generales de la representación, a diferencia de los
tradicionales que sólo indicaban el lugar de la acción.
Hizo el diseño escénico para
producciones del Teatro Mariinsky como Fausto, en 1899, “El caballito jorobado”
en 1901, “Sadko” en 1906, que se hicieron famosos por su expresividad.
En 1905 se convirtió en
académico de Pintura, y de 1909 a 1913 fue profesor de la Escuela de Moscú de
Pintura, Escultura y Arquitectura.
Uno de los temas favoritos
de Korovin fue la ciudad de París: “Café de París”, “Cafe de la Paix”, “La
Plaza de la Bastilla”, “París de noche”, “Le Boulevard Italien” “Carnaval
nocturno” “París por la tarde”.
Durante el transcurso de la
Primera Guerra Mundial Korovin trabajó como asesor de camuflaje en los
cuarteles de uno de los ejércitos rusos y a menudo se le vio en la línea del
frente. Tras la revolución continuó trabajando en el teatro, diseñó el
escenario para óperas de Wagner: “Las Walkirias” y “Sigfrido”, y de Thaikovski,
“El Cascanueces”.
En 1913 marchó a París para
buscar tratamiento de una dolencia cardíaca y para un hijo que tenía
disminuido Estaba previsto que durante esa
estancia francesa se celebraría una gran exposición, pero las obras fueron
robadas y Korovin quedó en la ruina.
Se dedicó a pintar una serie
de obras con escenas del invierno y de los boulevares de París para poder
sobrevivir.
Durante los último años de
su vida trabajó en la decoración de los más importantes teatros de Europa,
Estados Unidos, Asia y Australia. El más famoso de ellos fue el que diseñó para
la Ópera de Turín de “El gallo de oro”, de Rimski-Kórsakov.
Murió en París, el 11 de
septiembre de 1939.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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