Francisco Gutiérrez Cossío
nació en Pinar del Río, Cuba, el 20 de octubre de 1898. De origen cántabro,
volvió junto a su familia a España al poco de nacer, estableciéndose en Renedo
de Cabuérniga, hasta 1909 que se trasladaron a Santander.
Sufrió un accidente en el
que se lesionó gravemente su pierna, hecho que le hizo pasar largos periodos de
tiempo en reposo, en los que nació su vocación por los pinceles.
Recibió lecciones de dibujo
a partir de los trece años, y en 1914 se trasladó a Madrid para ingresar en el
taller de Cecilio Plá. Con el maestro permaneció hasta 1918, para, en 1919,
abrir su propio estudio en la calle Fernando III “El Santo”.
Durante 1921 y 1922 se
apartó del academicismo, pero viendo lo difícil que era tener éxito en la
pintura, marchó a París en 1923. Ese mismo año envió un desnudo al Salón de
Independientes de la capital francesa que pasó totalmente inadvertido, pero lo
vendería más tarde por trescientos francos.
En 1924 presentó otra obra
en el Salón de Otoño, teniendo esta vez una aceptable crítica.
En 1925 entró a formar parte
del grupo de pintores jóvenes que residían en París, en el seno del cual,
comenzó a perfilarse su personal estilo.
Expuso en 1928 y en 1929,
tras estas muestras firmó una exclusiva con la Galerie de France, en la que
expuso hasta que la galería quebró, volviendo a España en 1932.
Se afilió a las JONS de
Ramiro Ledesma Ramos y fundó la delegación de Santander. Su militancia fue
siempre inquebrantable; tras el Decreto de Unificación se mantuvo del lado
hedillista, acusando a los “movimentistas” de traidores a la causa
nacionalsindicalista, de aquí que entre 1933 y 1940 la actividad pictórica del
artista fuera muy escasa.
En 1944 expuso en Madrid,
obteniendo un notable éxito y después de trabajar en silencio hasta 1948,
comenzó su serie de soberbias exposiciones en Barcelona, Madrid y Santander,
concretamente, la de 1950 en el Museo de Arte Moderno de Madrid significó su
consagración.
Pocas noticias hay de exposiciones
de Cossio, aparte la obtención de la Medalla de Honor en la Exposición Nacional
de Bellas Artes de 1962 y la sala especial a que fue invitado en el mismo
certamen de 1966, sus últimos años los pasó en Ibiza y en la Albufera de
Alicante.
En sus primeras obras
realizadas en Santander, podemos ver composiciones de colores vivos, pero el
pintor renunció a este estilo y evolucionó a su etapa más interesante, la de su
época parisina, que es complicada y difícil de definir si no es hablando de un
postcubismo curvilíneo, con influencia de Georges Braque.
Este éxito hubiera sido
prolongado de haber continuado en París, pero al regresar a España, tubo de
volver a empezar, haciéndolo con un soberbio retrato de su madre y el “Bodegón
de las porcelanas”, ambos dotados de una calidad poco frecuente en la pintura
moderna.
En sus últimas obras, sus
cuadros adquirieron un tono fantasmal, en las que utilizó una paleta de colores
blancos más refulgentes.
Cossio no utilizaba nunca
colores preparados industrialmente, los elaboraba él mismo a partir de moler y
cocinar sus tierras como lo hacían de forma primitiva los pintores del siglo
XVII.
Fue uno de los grandes
pintores del novecentismo español, que partió del postcubismo y muy cerca de la
no figuración, realizó de la forma más honrada, la pintura más tradicional del
el siglo XX.
Murió en Alicante, el 16 de
enero de 1970.
Su obra está representada en
numerosas colecciones públicas y privadas, entre ellas, en la del Museo de
Bellas Artes de Bilbao, el Museo Reina Sofía de Madrid y el Museo Carmen
Thyssen de Málaga.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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