Bart Heijlen es un pintor
contemporáneo nacido en un pequeño pueblo de Flandes, en el noreste de Bélgica,
con un gran gusto por la figura humana. Él recicla la pintura tradicional, sin
ningún tipo de nostalgia por el pasado, y le gusta dar un giro a la historia.
Sus figuras, ligeramente grotescas pero también reconocibles y confrontables, a
menudo parecen ser arrojadas en un túnel del tiempo. En su obra intenta
comprender lo absurdo de nuestra existencia y, como belga, nunca falta un toque
de surrealismo. En esta zona crepuscular busca belleza, consuelo, paz mental...
y una manera de burlarse de todos nosotros, desdichados.
"En sus dibujos y
pinturas, disecciona y representa con feroz lucidez una procesión interminable
de personajes de todo tipo que se mueven y luchan en esta gigantesca comedia
loca y delirante que es la Vida: los humildes, los bufones, los reyes, obreros,
ministros, religiosos, enamorados angustiados, refugiados, maltratados por la
vida... Trata de captar el absurdo del comportamiento humano, destacando
nuestro camino y nuestras andanzas, nuestro egoísmo y nuestro pensamiento
estrecho, nuestra indiferencia, nuestra cobardía, nuestra desesperación y
nuestro sufrimiento..." [Virginie Borace]
"Bart Heijlen define su
vida como artista como una experiencia de soledad profunda pero necesaria.
Mientras que muchos artistas están constantemente rodeados de modelos,
asistentes o agentes, él no puede imaginar pintar en presencia de otra persona.
Crecer con trece hermanos y hermanas sin duda ha influido profundamente en su
relación con la soledad. Paradójicamente, siente la necesidad visceral de estar
permanentemente rodeado de sus obras para conseguir trabajar eficazmente. Por
lo tanto, a pesar del olor persistente de la trementina, hace mucho tiempo que
hizo un punto y aparte, y decidió vivir en su estudio". [Virginie Borace]
«Nací en 1966 en Flandes, el
más joven de una familia con catorce hijos, y el único de ellos artista. Mi
madre pensaba que un artista no podía vivir de su arte, tan sólo con unos ratones
en el armario. Tuve sin embargo tíos que eran pintores. Uno en particular, el
único artista de verdad en la familia, retratista. Yo pasaba todo el tiempo con
él. Él me inició en la lectura de libros de historia, y yo quería estudiar
arqueología. Nosotros no teníamos la posibilidad de viajar, y los libros me
permitían hacerlo. Ese tío me dio unos carboncillos. Yo dibujaba cualquier
cosa. Mi abuelo fue pintor "comercial". Yo trabajé para la empresa
familiar realizando decoraciones murales, trabajando con pan de oro.
Ya de adulto pude viajar a
Grecia y ver esa cultura antigua. Era la primera vez en mi vida que dejaba
Bélgica, descubriendo otro país, otra cultura. A mi regreso decidí ser
autónomo, ganándome le vida con el falso mármol, estudiando la historia del
arte por mi cuenta, y reservando la mayor parte de mi tiempo para mi propia
obra.»
«Amo sobre todo a los
artistas del Renacimiento y los flamencos primitivos, y toda la idea del hombre
universal. Yo quería ser como Miguel Ángel, corriendo por las calles de
Florencia, nadando por el Arno, y trabajando para Lorenzo el Magnífico. Incluso
aunque me gusten Freud o Bacon, realmente no tengo una visión precisa para los
artistas actuales y en verdad no me importan los grandes contemporáneos
institucionalizados.»
«Me encanta esculpir, así
como dibujar y leer poesía. Yo no puedo escoger entre pintura y dibujo; cuando
pinto quiero dibujar, y cuando dibujo quiero pintar. Es el tema lo que hace la
diferencia entre pintura y dibujo.
Puede ser más rápido
expresarse a través del dibujo, con más detalle. A veces hago un dibujo que
luego se transforma en pintura. Pero también puedo crear un dibujo a partir de
una pintura. Necesito mucho tiempo y tengo celos de la velocidad de los
caricaturistas.»
«Amo los colores. Ellos
crean un clima particular, ausente en los dibujos. Inconscientemente, escojo
los colores que viven en mí, con una predilección por el rojo. Yo no pienso si
el rojo está ligado con la sangre, o la energía, u otra cosa. Está ahí. Escojo
el rojo, como podría escoger cualquier otro para agregar intensidad. Esta
elección es natural, no intelectual.
Amo mucho el carboncillo,
ligado a mis inicios en la creación. Mis dibujos muestran a los seres solos (es
su destino) o en grupo. Llegando al mundo, o dejando el mundo. Dibujo a niños,
viejos, gentes que pasan. Si dibujo una persona, está sola, aún entre otros, y
esta persona dibujada está aún más sola.»
«El humor es la manera más
bella de criticar cualquier cosa. Permite luchar rápidamente contra toda
tristeza, que uno debe abordar con colores brillantes, como contrapunto, para
estar en el movimiento de la vida. El humor me protege y permite, cuando mis
pinturas son íntimas, no mostrarme demasiado...»
«Por lo general, intento
dibujar una escena de la vida cotidiana para hacerla más visible. Hay un lado
felliniano, incluso medieval, que asume una cierta crítica de la forma de vida
actual. "El jardín de las delicias" sigue siendo una pequeña burla
para nosotros, los humanos, incapaces de regocijarnos verdaderamente en la
vida, en la abundancia, sin alegría ni conversaciones interesantes. Este dibujo
podría ser un poco moralista. Aunque yo podría estar sentado entre ellos. Y
todo eso suena delicioso...»
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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