Las pinturas al óleo de
Kathryn Milillo expresan su amor puro por el color y la luz. Ella pinta sobre
los momentos tranquilos cuando la soledad se convierte en una querida amiga.
Con un amor por el lenguaje y el diseño gráfico, sus pinturas de graneros y paisajes
de Vermont presentan un mundo interior meditativo. En sus bodegones, las
cualidades antropomórficas de los objetos se convierten en breves bocetos de
personajes, observados con amabilidad, en honor a la condición humana. Jugando
con luz y oscuridad, complementos de color y espacios negativos, su objetivo es
crear un poema visual.
"Espero transmitir la
alegría pura que la vista trae a mi vida. Constantemente me sorprende la
capacidad de deslumbrar del color. Me encanta el juego de luces, el acto de
pintar el color y la discriminación entre colores cálidos y fríos. Atesoro el
momento sorprendente cuando una pintura resuena visual y metafóricamente. Un
granero se convierte en una iglesia, un paisaje en un cuerpo vivo, dos sillas
en una relación.
A menudo me siento atraído
por nuestro paisaje agrícola desaparecido y los graneros y edificios en ruinas
que desafían nuestros valores actuales. Me encanta especialmente el
desequilibrio inquietante de ventanas y puertas en la arquitectura de la
granja. Estas viejas matriarcas y patriarcas nos protegieron y alimentaron, y
su dignidad frente a su valor disminuido es algo que quiero honrar.
En el proceso de pintura,
hay un elemento meditativo en la elección, "¿es este color o este?",
que siempre me ha cautivado. Las cualidades táctiles del óleo, sus capas, sus
escombros y sus esmaltes, me ayudan a colocar estas piezas bidimensionales en
un marco mental tridimensional".
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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