Alfredo Montaña (Oviedo, Asturias, 1945) historiador del arte por la
Universidad de Salamanca no ha dejado de sorprender con su pintura desde que
descubrió su verdadera vocación y expuso por primera vez en 1968 en León. Los
distintos temas que van desde los bodegones, la tauromaquia, las estaciones o
la música, muestran un poderoso e inconfundible estilo donde los colores
atrevidos de su pintura no dejan de sorprender. Su obra es un
mosaico repleto de personajes de ojos rasgados, pensativos, tristes o
desafiantes dentro de unas formas geométricas que hablan a pesar de que sus
bocas siempre se muestran cerradas.
Interiores de la melancolía.
Interiores de la desolación. Hay un elegante distanciamiento, un frío dandismo
en estos seres e rostros insinuado porque el rostro se le difumina el aluvión
de una inhóspita sentimentalidad; porque viven en los límites de la verdad de
los demás. Personajes fronterizos del ser social y el ser irrevocablemente
unipersonal. Verdades, sentimientos imposibles en la pureza de la línea recta,
en la dureza de la artista. La arista, el ángulo, los espacios cortados, en la
pintura de Alfredo Montaña, son la coartada de la ternura para no delatarse.
No es interiores de café lo que
pinta Montaña, no son cerrados ámbitos o puertas clausuradas. O no son
solamente eso. Son las interioridades de unos seres en los bordes del infierno
de su identidad a duras penas compartidas. Tan aislados, que a punto están de
convertirse en muñecos o en estatuas. Es decir, Alfredo Montaña extrae de la
condición humana una razón pictórica, de su atmósfera sicologista, su
naturaleza plástica. He ahí el secreto de un pintor: transustanciar en materia
de pintura las pulsiones del espíritu. Que éstas se manifiesten o vivan en
torno a los veladores fríos de una café, el ajedrezado de una mesa o de un
suelo de bar o sobre los asientos de un tren suburbano, poco importa. Importa
que es, por encima de todo, estrictamente, estructura pictórica, lenguaje
plástico, movimiento y sedimentación de las formas; geometrización del alma. Y
sujeto disciplinado de líneas, de colores. Color en la pintura de Montaña. El
incendio de los azules más intensos, la languidez de los azules pálidos, los
ocres, los verdes terrosos, los rosas desvaídos, los grises amaromados, algún
negro tenue y solitario: indefenso. Una melodía bien acorazada, como el
tembloroso latido de los violines muertos, que pinta Montaña. Y sensualidad de
la geometría en sus mujeres, carnalidad de cuerpos geometrizados. La cuidada
disposición de planos, la definición aristada de los cuerpos, no mata el
impulso sensual que emana de estas piernas, esos glúteos que no pueden negar su
adorable esferidad, la atracción de la curva. Igual que el geometrismo no
desdicen el dolorido silencio de estos hombres.
La clave de la pintura de Montaña
es el rigor de la composición. Y pese al tratamiento disociativo, los objetos y
las personas, se integran en el todo del cuadro con una férrea condición
asociativa. La lúcida disposición de todos los elementos del cuadro conduce a
la inmutable perfección de la belleza. Sobrecogería esa frialdad de fórmula
matemática, ese descarnado análisis objetual, si no fuera porque, en el fondo,
un profundo soplo existencial habita en ella. Equilibrio de las formas, imperio
de la perfección, para el desequilibrio de las emociones. O de la falta de
emociones; servidumbre de la pura pintura que es la manera de expresar
rotundamente la libertad creadora. Teoría del corazón, de sus amenazas. Seres
despojados de corazón y a la búsqueda de un latido. Hay en estos cuadros lo que
tiene que haber, por encima de consideraciones humanísticas o filosófica de la
existencia: planos, disposición de ritmos plásticos, armonía o disociación de
colores, lenguaje, lenguaje pictórico; un mundo de inteligentes percepciones
orientadas hacia la pura pintura. -
Javier Villán, escritor y crítico de arte - El Mundo.
Fuentes:
https://lanzaroteartgallery.com/categoria-obra/artistas-tienda/alfredo-montana/
http://www.soseul.pe.kr/xe/Aura/115148
https://www.artsy.net/artwork/alfredo-montana-ya-veo-que-es-la-hora
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro, y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Puedes añadir aquí tu comentario