Nace en Lima, en 1963. En
1986 ingresa a la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del
Perú-ENSABAP, para estudiar dibujo y pintura, al tiempo que sigue estudios de
ingeniería civil en la Universidad Nacional de Ingeniería-UNI.
Ambas carreras suponen
esfuerzos muy particulares y, probablemente, plantean al futuro artista
distintas perspectivas de vida. Entre las exigencias propias de los estudios de
ingeniería y el compromiso vital con el arte, en medio de una compleja decisión
Acevedo opta por el ejercicio de las artes plásticas, donde encuentra su
verdadera vocación y satisfacción personal.
Actualmente radiside en la
ciudad de Lima.
Los años de activismo
pictórico de Héctor Acevedo se resumen en dos periodos evolutivos muy marcados.
El primero, caracterizado por la construcción de figuras planas y
esquemáticas que habitan mundos extremadamente simplificados. Es la época de
personajes huanchaqueros y perros que ladran a la luna.
Los colores, aprisionados en
las líneas gruesas de los dibujos, se niegan a ser libres y se consumen en la
rigidez de unos cuantos matices cromáticos. En el segundo periodo, el
pintor abandona esa suerte de tentativa de la reducción y se sumerge en una
asombrosa búsqueda surrealista. Ya no reduce las formas a lo esencial,
depura su técnica y reivindica, como quiere el surrealismo ortodoxo, el
subconsciente. Los nuevos personajes (madonas sin boca, pájaros enjaulados
o en vuelo) tienen volúmenes un poco más definidos, trazos más hábiles y
colores más diversos. Luego del ingreso de las madonas, las composiciones
de Acevedo dan paso a ficus frondosos cargados de ojos fisgones y hojas que
rompen la ley de la gravedad. Una rápida lectura podría hacernos creer que
se trata de seres con la función de inducir al pecado, toda vez que están
desnudos y ligados a un árbol que podría ser el del bien y el mal. Esas
criaturas, sin embargo, no son sensuales ni nos mueven al erotismo. Son más
bien seres enigmáticos, silenciosos y melancólicos que hablan, o mejor
dicho callan, desde un más allá onírico (Romances, Ninfas). En el intervalo en
el que pájaros, madonas y árboles se apropian de las telas, aparecen de
improviso arcángeles que caen sin estrépito y obispos que miran sin mirar. Se trata
de otro de sus momentos creativos. En éste, el fuerte componente religioso
y, por momentos, anticlerical de sus trabajos nos advierte el deseo de
comunicar ideas más que formas. No obstante, es el plano visual lo que
tiene más importancia para él. Su primera tarea es resolver lo que ocurre en
los límites espaciales y sólo después resolver lo que existe en el plano
semántico.
El mundo plástico de Héctor
Acevedo se ha ido enriqueciendo de manera pausada y segura. En su evolución no
hay cambios bruscos ni sorpresas mayúsculas. Hay como una línea de
continuidad cada vez más rica y compleja. Acevedo no se repite nunca. Tampoco
es un desconocido de sí mismo. Las figuras toscas de los primeros tiempos
son ahora mujeres pintadas con trazos más exquisitos, en tanto los árboles
difuminados de su periodo intermedio se han trocado pequeños universos de
donde emergen casas, iglesias, seres amorfos y ojos escudriñadores. A menudo
las presencias femeninas desaparecen de sus cuadros y dejan que los
árboles (El Recreo de los duendes, Cópula sobre un árbol caído) arraiguen en la
imaginación de los espectadores. Estos están todo el tiempo en sus telas y
son factores generadores de enigmas, vida y tiempo.Los cuadros de Acevedo
tienen nobleza en su construcción. Tras las veladuras, los difuminados,
los fondos oscuros y los planos carmines, bermellones y ultramarinos se agazapa
un afecto tan fuerte como los pigmentos del óleo; quiero decir, sus
cuadros rezuman experiencia vital, profundidad, estados de conciencia. Fondo y
forman dialogan a una misma altura, con la misma velocidad y con la misma
destreza. No hay divorcio entre lo que siente y lo que hace, entre lo que
piensa y lo que ejecuta. Su universo plástico, como escribimos antes, es
acompasado pero va directamente al blanco.
Luis
Eduardo García
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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