Nacido en Florida, Richard
Currier es un maestro de la pintura representativa. Su maestría no se revela en
los temas que escoge para pintar, sino en la forma como lo hace.
"A través de mi carrera
he explorado una variedad de temas en varios estilos de representación; sin
embargo, el verdadero tema de mis pinturas siempre ha sido una fusión entre la
luz y la atmósfera".
Las inicios de su formación
artística fueron en la Ringling School of Art and Design, una de las pocas
escuelas del país que se centra en las habilidades tradicionales de la pintura
sobre lienzo con pincel.
Esa infusión de habilidades
le condujo a viajar por Holanda y Francia -en particular Amsterdam y París-
para experimentar los escenarios pintados en los siglos XVIII y XIX por los
maestros que amaba. Su actual trabajo puede verse como una extensión de las
naturalezas muertas de esos paisajes de aquellos antiguos maestros. Sus
magníficas naturalezas muertas con frutas y flores se extienden sobre las mesas
de banquetes brillantes de Abraham van Beyeren, y el poder atmosférico de sus
paisajes recuerda las pinturas bucólicas de Willem Maris. De hecho, la búsqueda
de Currier de la "fusión de la luz y la atmósfera" es algo así como
el lema de Maris "yo no pinto vacas, sino los efectos de la luz". La
tradición holandesa recorre la pintura de paisajes inglesa hasta Currier, cuyas
impresiones de los pantanos de Florida y el agua parecen un paso más allá en la
evolución del trabajo de J.M.W. Turner.
"La tarea más difícil
para muchos artistas es explicar su arte cuando alguien pregunta: "¿Por
qué has hecho esto?" o "¿Qué significa?". A diferencia de un
trabajo literario, que puede leerse para encontrar el mensaje que subyace en
las palabras y páginas, una pintura existe íntegramente en su superficie. Todo
lo que el artista pretende está expuesto para quien quiera verlo en una pintura
terminada."
"Corre por cuenta del
espectador decidir si el trabajo merece su atención. Para el artista, no hay
respuestas correctas o incorrectas a preguntas tales como "¿Por qué?"
o ¿Qué?" que se plantean a partir de las imágenes. El espectador, una vez
que ha sido intrigado por una pintura, debe encontrar sus propias respuestas. A
veces de esto resulta una variedad de interpretaciones, porque la respuesta de
un espectador puede ser completamente diferente de la de otro. Ahí radica la
belleza del arte. La pregunta es siempre la misma; es la respuesta la que
cambia de un espectador a otro, de un período a otro y de un conjunto de
circunstancias a otro. Ahí es, creo, donde radica el propósito del arte.
Refleja los cambios de la condición humana en función de sus
espectadores."
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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