Rufino del Carmen Arellanes
Tamayo, nació en Oaxaca, Mexico, el 25 de agosto de 1899. A los once años quedó
huérfano y al amparo de una tía materna que le ayudó. Viajó a Ciudad de México.
En 1917 solicitó el ingreso
a la Academia de San Carlos, donde los profesores lo consideraban un estudiante
mediocre, hecho que suplió con su enorme voluntad y perseverancia para lograr
su objetivo de comenzar su camino de artista.
En 1921 fue nombrado jefe
del Departamento de Dibujo Etnográfico del Museo Nacional de Arqueología, donde
tuvo origen su interés por el arte precolombino.
No siendo la figura de su
padre un referente para él, en homenaje a su madre pasó a firmar sus obras como
Rufino Tamayo. Expuso por primera vez en 1926, y ese mismo año viajó a Nueva
York, exponiendo sus obras en la Weyhe Gallery.
Fue en Nueva York donde
entró en contacto con la pintura de Henri Matisse, Pablo Picasso y Georges
Braque, entre otros, siendo muy importante la influencia que ejercieron en su
obra posterior.
A su regreso a México, en
1928 fue nombrado profesor de pintura en la Escuela de Bellas Artes. Unos años
más tarde, vuelve a Estados Unidos donde residió durante catorce años,
exponiendo y llevando a cabo diversos murales, a la vez que impartió clases en
la Dalton School, en la que tuvo como alumna entre otros a Helen Frankenthaler.
En Europa se dio a conocer
en la Bienal de Venecia de 1950. Residió en París hasta 1960 que retornó a
México.
En 1974 inauguró en la
ciudad de Oaxaca el Museo Rufino Tamayo de arte Prehispánico, donando su enorme
colección de arte prehispánico. En 1981 donó su colección de arte internacional
a la nación, formando así el núcleo central de la colección del Museo Tamayo
Arte Contemporáneo, en Ciudad de México.
Casado desde 1943 con Olga
Flores Zárate, la pareja no tuvo hijos, en los últimos años de su vida
manifestaría “el no haber tenido hijos es una huella que ha marcado
profundamente mi existencia”.
En su casa San Ángel donde
pasó sus tres últimos años, marcado por esta nostalgia, buscó y compró el
cuadro “Niño”, un busto en tonos marrones que había pintado en su primera
época; inició sus últimos trabajos, entre ellos “La Familia”, donde aparecen
dos padres y un pequeño, en el que aparece con su esposa Olga, ella que siempre
se mantuvo reticente, aceptó posar con sus fieles acompañantes, dos perrillos
que fueron su única familia al final de sus vidas.
En su obra se refleja su
fuerza racional, emocional, instintiva, física y erótica. Su producción expresa
sus propios conceptos de México; nunca siguió la corriente de otros pintores
mexicanos contemporáneos suyos cuya obra estaba identificada con diversas
posturas políticas.
Fue un artista siempre en
búsqueda de nuevas técnicas. Junto con Lea Remba creó un nuevo tipo de técnica
gráfica, conocida como mixografía; impresión sobre papel a la que se le añade
profundidad y textura. Una de las mixografías más famosas de Tamayo es “Dos
Personajes Atacados por Perros”.
Su trabajo goza de un enorme
reconocimiento internacional, ha sido expuesto prácticamente en todo el mundo,
incluyendo los más importantes museos de arte moderno. Sus murales también
decoran los más diversos lugares, tales como el edificio de la UNESCO en París.
Su legado artístico abarca
murales, pintura de caballete, vitrales y obra gráfica.
Murió el 24 de junio de
1991, a los 92 años en Ciudad de México.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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