Hilma af Klint nació en
Solna, municipio integrado en el área metropolitana de Estocolmo (Suecia).
Desde 1882 a 1887 asistió a la Real Academia Sueca de las Artes. Perteneció a
la primera generación de mujeres europeas que se formó académicamente en arte.
Unos años más tarde, la academia habilitó un estudio para Hilma y otros dos
compañeros en el barrio artístico y bohemio de Estocolmo para que desarrollaran
su talento. Allí, Klint realizó tanto retratos como paisajes de estilo
naturalista.
A partir de 1896 Hilma af
Klint comenzó a frecuentar grupos espiritistas y ocultistas. Junto a otras
cuatro amigas formaron un grupo llamado Las Cinco. Klint y sus amigas
practicaban la escritura y la pintura automáticas a partir de sesiones de
espiritismo. En 1906 empezó una de sus series artística emblemáticas: Los
cuadros para el templo, sus primeras pinturas abstractas. En 1908 conoció a
Rudolf Steiner, miembro destacado de la Sociedad Teosófica y fundador de la
Antroposofía.
Hilma af Klint suspendió su
trabajo para asistir a su madre dependiente, período en el cual abandonó el
barrio de Kungstraedgaarden. No retomó su labor pictórica con “Los cuadros para
el templo” hasta 1912, trabajo que concluyó en 1915. Un año después, pintó bajo
los lineamientos de la geometría abstracta, la serie Parsifal y, en 1917, la
serie Átomo.
En 1920, año en que murió su
madre, viajó a Suiza, donde se reencontró con Rudolf Steiner. Allí se unió a la
Sociedad Teosófica y estudió sus textos. En lo pictórico, realizó una serie de
pinturas sobre las grandes religiones del mundo.
En 1925, abandonó la pintura
por completo para dedicarse a los estudios teosóficos. Murió en un accidente en
1944.
Fue una innovadora radical
de un tipo de arte que daba la espalda a la realidad visible. Desde 1906
desarrolló un lenguaje abstracto. La obra de Hilma af Klint no es una
abstracción real del color y la forma en sí mismos, sino que trata de modelar
lo invisible. Esto sucedió años antes de que apareciera la obra de Wassily
Kandinsky, Piet Mondrian y Kazimir Malévich, que aún son tratados como los
precursores del arte abstracto a principios del siglo XX.
Tras abandonar el lenguaje
figurativo naturalista, Hilma af Klint parte de la base que existe una
dimensión espiritual en la existencia y quiere hacer visible el contexto que
existe más allá de lo que el ojo puede ver. Al igual que otros de sus
contemporáneos, ella está muy influida por las corrientes espirituales de la
época, particularmente el espiritismo, la teosofía y la antroposofía. En su
obra abstracta, en la que destaca la pintura de gran formato, se encuentran
elementos recurrentes, como círculos concéntricos, óvalos y espirales. Las
temáticas abordaban aspectos metafísicos, como la dualidad -materia y espíritu,
lo femenino y lo masculino- la totalidad del cosmos, el origen del mundo, etc.
Hilma af Klint realizó más
de 1000 trabajos, entre pinturas y obra en papel. En vida, expuso su obra
temprana y figurativa, pero nunca la abstracta. En su testamento redactó que su
obra abstracta no se expusiera en público hasta veinte años después de su
muerte, dado que estaba convencida de que hasta entonces no se podría valorar y
comprender su obra en su justa medida.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
Inteligente y maravillosa artista. Sabía que no la iban a entender ni valorar. Sin embargo lo espiritual en Kandinsky si, se valoró. Sería por ser hombre?
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